Blogia
valor_es

Seguir, seguir y seguir...



El violinista y compositor italiano Nicolo Paganini fue famoso en el siglo diecinueve por su espectacularidad y virtuosidad técnica. También era conocido por su agudo ingenio y su sentido del humor al criticarse a sí mismo. Paganini hizo gala de ambos rasgos únicos cuando ofreció lo que se convertiría en su concierto más memorable.

Ante una sala llena, Paganini tocaba su violín con toda una orquesta. Su entonación era fantástica y su técnica inigualable. Toda la audiencia estaba entusiasmada. Casi al final de la función, una de las cuerdas del violín se rompió de repente y quedó colgada fláccidamente del instrumento. En lugar de desistir, Paganini continuó tocando, improvisando con las tres cuerdas restantes y tocando hermosamente frente a la multitud asombrada.

Para sorpresa de todos, se rompió una segunda cuerda, y después una tercera. Como si fuera una función cómica, Paganini permaneció en el escenario con la única cuerda que quedaba en su famoso Estradivario.

Pero en lugar de darse por vencido, se mantuvo sereno y firme, terminando la difícil pieza musical con una sola cuerda y ganándose la fama y aclamación mundial.

 

0 comentarios